Gálatas 2:1-10
1 Después, pasados
catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también
conmigo a Tito.
2 Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en
vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el
evangelio que predico entre los gentiles.
3 Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue
obligado a circuncidarse;
4 y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que
entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús,
para reducirnos a esclavitud,
5 a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la
verdad del evangelio permaneciese con vosotros.
6 Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en
otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí,
pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron.
7 Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el
evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión
8 (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión,
actuó también en mí para con los gentiles),
9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y
Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé
la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los
gentiles, y ellos a la circuncisión.
10 Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual
también procuré con diligencia hacer. |
Versión Reina Valera 1960
|